Las camillas son uno de los aparatos más importantes para la atención de las personas en los centros de estética y belleza. Por la razón del servicio las camillas deben cumplir una serie de condiciones con el objetivo de proveer la máxima comodidad, tanto al paciente como a la persona que le atiende.
Hay dos tipos de camillas en el mercado que superan al resto en cuanto a ventajas de uso: las camillas eléctricas y las hidráulicas. Los esteticistas y terapeutas tienen sus preferidas, sin embargo, hay elementos comparativos que son necesarios exponer. Las camillas eléctricas como las hidráulicas proporcionan una variedad importante de ventajas, son más versátiles y se ajustan a los requerimientos del trabajo estético que se desarrolla sobre los cuerpos de los pacientes.
¿Qué camillas elegir: eléctricas o hidráulicas?
Todo plan de negocio de un centro de estética y belleza, debe contemplar el uso de los aparatos y herramientas necesarias para proveer un servicio de calidad ajustados a los estándares de exigencia de los clientes. Por lo tanto, determinar cuál es el tipo de camilla que se requiere es fundamental. Veamos el aporte de estos aparatos para contribuir a elegir la mejor camilla estética.
Eléctricas
El sistema en las camillas eléctricas tiene como fuente un motor que impulsa sus posiciones, altura e inclinación. Los ajustes ya están configurados, de manera que las personas no tienen que hacer ningún esfuerzo para nivelar o acomodar. Las camillas eléctricas responde a patrones de regulación y ergonometría pre configurados.
Para saber cómo funcionan las camillas eléctricas es fundamental revisar su manual, ya que existen varios tipos que responden a necesidades concretas: camillas sillones, dos cuerpos y tres cuerpos. Poseen un sistema de controles desde donde se manejan los diversos ajustes que ofrece el diseño. La nivelación del reposapiés, el espaldar y la parte que soportan el cuerpo, se manejan a través de los controles.
La desventaja de las camillas eléctricas, es que estos aparatos requieren estar conectados a la electricidad. Aunque existen modelos que funcionan a través de baterías, estas necesitan cargarse cada cierto tiempo. Por lo tanto, no son aparatos que gocen de total independencia.
Hidráulicas
Estas camillas se ajustan mediante palancas que permiten fijarlas en la posición que al paciente le resulte más cómoda. Se diferencia de las eléctricas, en que estás pueden nivelarse o ajustarse en cualquier momento durante la aplicación de tratamientos, en cambio las hidráulicas, no. Las hidráulicas, una vez logran la posición más cómoda, se quedan así hasta el final del tratamiento, ya que requieren la aplicación de fuerza para volver a ajustarla.
Sin embargo, su ventaja respecto a las camillas eléctricas radica en el hecho de que no depende de una fuente de electricidad para funcionar. Su sistema hidráulico es independiente y cumple a cabalidad con sus funciones a pesar de no contar con la versatilidad de las eléctricas. También, son más económicas.
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