Una de las claves para que un centro de estética funcione es dotarle del equipamiento y mobiliario adecuado para realizar los distintos tratamientos. Sin duda, la camilla eléctrica es uno de los imprescindibles. Te recordamos cuáles son las ventajas de este tipo de mobiliario para que sepas por qué te interesa adquirirlo.
Cualidades de una camilla eléctrica
Es evidente que hay determinados tratamientos propios de un centro de estética que no podrías ofrecer si no tienes una camilla. Es un elemento indispensable tanto para la comodidad del cliente, como para facilitar el trabajo al profesional.
Existen distintos tipos de camillas, básicamente las fijas, las portátiles, las camillas hidráulicas y las eléctricas. Son estas últimas las que vamos a analizar en esta ocasión, describiendo cuáles son las características de una camilla eléctrica. Se trata de una camilla que incorpora un motor eléctrico que permite que se regule la altura y la posición mediante un mando o unos botones.
Estas son las ventajas que le proporciona ese mecanismo eléctrico:
1. Mayor comodidad
Sin duda, una camilla eléctrica se maneja con mucha facilidad, además de rapidez. Este mínimo esfuerzo es más importante de lo que parece porque, normalmente, el profesional que está aplicando el tratamiento ya tiene un gran desgaste físico. Esta ayuda permite que reserve sus fuerzas para dar el masaje o cualquier otro tratamiento.
Y añade la comodidad que supone para el cliente, porque con el mando la regulación de la posición es mucho más precisa, adaptándose más a las preferencias personales de cada persona o sus condicionantes físicos.
2. Una camilla eléctrica es más estable
Es esencial que las camillas proporcionen sensación de seguridad, para que la persona que se somete al tratamiento esté relajada. La estabilidad, además, ayuda al profesional porque no se mueve, un detalle muy importante cuando hay que realizar una actuación minuciosa sobre el paciente.
3. Más durabilidad
La inversión que supone comprar una camilla eléctrica está más que justificada con las ventajas que ya hemos citado. Pero, se refuerza si piensas que te va a durar mucho más tiempo. El mecanismo eléctrico funciona con suavidad, de manera que el desgaste es menor.
Por cierto, aprovechando que hablamos de gastos, hoy que tanto se cuida el ahorro energético, no creas que una camilla eléctrica va a suponer un aumento en tu factura. Es tan ínfimo el consumo de electricidad que no se aprecia.
4. La versatilidad de una camilla eléctrica
Una de las ventajas que más valoran los profesionales que usan camillas eléctricas es esa versatilidad que ofrecen. La cantidad de posiciones que se pueden regular o los niveles de alturas distintas permiten que se pueda usar para servicios muy distintos. Incluso, durante el tratamiento, el esteticista puede modificar esa posición cómodamente, sin molestar al paciente ni perder tiempo o tener que parar el tratamiento.
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